Un día como hoy, pero del año 1867, la historia registró uno de los episodios más decisivos en la lucha por la República Mexicana. El intento de escape de las fuerzas imperialistas, lideradas por el emperador Maximiliano de Habsburgo, Miguel Miramón, Tomás Mejía y Ramón Méndez, desde el cerro del Cimatario en Querétaro fue un fracaso. Las fuerzas republicanas, comandadas con destreza por el coronel Ignacio Manuel Altamirano, rechazaron victoriosamente este intento, marcando un punto crítico en el declive del imperio.
Altamirano, no solo participó activamente en el combate, sino que también dejó un invaluable documento histórico, “El 27 de abril en Querétaro”, donde describe minuciosamente los acontecimientos del emblemático día. Su heroica actuación fue reconocida por el presidente Benito Juárez, quien le ofreció la banda de general; oferta que Altamirano, en un gesto de humildad, declinó en favor de Luis Pinzón, destacando el espíritu colectivo sobre el reconocimiento individual.
La contribución de Altamirano a la lucha republicana fue corroborada por destacadas figuras militares de la época, entre ellos los generales Vicente Jiménez, Vicente Riva Palacio y Sóstenes Rocha, quienes reconocieron su valioso servicio en la División del Sur.
En reconocimiento a su dedicación y heroísmo, treinta años después, en 1897, el gobierno de la República Mexicana otorgó de manera post mortem la condecoración “Venció en Querétaro” a Ignacio Manuel Altamirano, un honor recibido por su viuda, Margarita Pérez Gavilán. Este reconocimiento simboliza no solo la valentía individual de Altamirano, sino también la victoria de los ideales republicanos sobre las aspiraciones imperiales, consolidando así las bases de la nación.
Este 27 de abril, celebramos el coraje y el compromiso de quienes, como Altamirano, jugaron un papel fundamental en la forja de nuestra identidad como república. Su legado perdura como un recordatorio de la importancia de la unidad y la defensa de nuestros valores democráticos.